Los hatunrunas (del quechua: Hatun Runa ‘traducción literal: "gente grande", traducción adecuada al contexto: "gran pueblo"’), constituían la masa principal de la población en el Imperio incaico, dedicada a la ganadería, agricultura, pesca y artesanía, hablaban el runasimi o el quechua, en todas sus variaciones.
Desde la niñez, los hombres y mujeres del pueblo tenían obligaciones menores que iban incrementando en responsabilidad con la edad.
Los menores de edad servían a los padres en las labores domésticas y en el trabajo del campo.
La vida de un hatunruna u hombre del pueblo se puede resumir así : Cuando sentía los dolores del parto, la mujer dejaba las labores cotidianas, se iba al río cercano y daba a luz en cuclillas.
Parece ser que años después, en la adolescencia, se volvía a cambiar de nombre.
Las niñas de la misma edad (pucllas) dedicábanse a cargar el agua, llevar la comida y recoger la leña.
Las que destacaban por su belleza física eran seleccionadas para ser acllas y llevadas a un lugar llamado el acllahuasi o casa de las escogidas.
Los niños de 9 a 12 años (tocllacoc) recolectaban plumas y cazaban pájaros.
Las niñas de esa misma edad (pasupallas) recogían hierbas medicinales y flores para teñir la lana.
A partir de los 18 años, las mujeres debían contraer matrimonio, formando su propio hogar.
Concepciones semejantes han sobrevivido hasta hoy en la región andina, con el llamado Servinacuy.
La etapa adulta comenzaba pues, cuando el hombre cuando contraía matrimonio y fundaba su familia.