Hebreos 7

El autor es anónimo, aunque la referencia interna a «nuestro hermano Timoteo» (Hebreos 13:23) provoca una atribución tradicional a Pablo, pero esta atribución se discute desde el siglo II y no hay pruebas decisivas de la autoría.

Melquisedec, un rey misterioso sin genealogía ni límites temporales, aparece como figura clave.

El Salmo 110 declara un sacerdocio eterno para David, vinculado a la promesa divina de un trono firme para siempre.

En los versículos 11-19, el autor resalta que esta superioridad radica en la “perfección” o eficacia del sacerdocio.

[19]​ No existe una ordenanza explícita para que un sumo sacerdote ofrezca sacrificios diarios por sus propios pecados, pero 'pecar inadvertidamente' (como se describe en Levitico 4:1ff) podía ser un 'peligro diario' y, en su posición, si no se cuidaba de ello, podía acarrear culpa sobre el pueblo.

[26]​ La superioridad del sacerdocio de Cristo se demuestra finalmente en su eternidad y unicidad.

A diferencia de los sumos sacerdotes levíticos, cuyo servicio terminaba con la muerte (v.

El juramento de Dios, como nueva y definitiva Palabra que supera la antigua Ley, ha establecido al Hijo como Sumo Sacerdote "perfecto para siempre" (v.

Epístola a los hebreos 2:14-5:5; 10:8-22; 10:29-11:13; 11:28-12:17 en Papiro 13 (AD 225-250)