fue una matrona romana perteneciente a la ilustre familia de los Helvios.
[1] Su matrimonio se celebró bajo la fórmula sine manu, por el que el padre mantenía la tutela de la mujer, fórmula que permitía a la esposa mantener su independencia y administrar sus propios bienes; además, al dar a luz a su tercer hijo, Lucio Anneo Mela, consiguió el derecho de ser libre de cualquier tutela, marital o paterna.
Al quedar viuda volvió a la casa paterna y regresó a Roma, donde hacía años que vivía su hijo Séneca, quien había sido reclamado por Augusto.
[4] La dedicó a su madre y en ella explica que Helvia había sufrido toda su vida, porque su madre había muerto cuando ella nació y fue criada por una madrastra, había perdido a su marido y a su tío más querido en el plazo de un mes, añade también su dolor por la muerte de uno de sus nietos además del exilio de su hijo,[5] y lamenta también el que las mujeres no pudieran acceder a la cultura aun siendo inteligentes y sabias como su madre.
[3] Helvia tenía una hermanastra, Marcia, que había velado por Séneca.