Contra la voluntad de su padre, desposó a Gerbranda Catherine Rivier en Oost- en West-Souburg, donde la clandestina pareja se presentó como unos jóvenes de Ámsterdam.
Adquirió una sólida fama en el mundo de las letras y se transformó en el poeta del pueblo neerlandés, sobre todo desde la revolución de 1830.
En 1846 se retiró de estos asuntos y estableció su domicilio en Rijswijk, donde consagró ya todo su tiempo a la escritura y se convirtió al arminianismo calvinista.
Ya en vida Tollens fue visto por sus conciudadanos como el más grande poeta holandés de su tiempo.
Su lírica suele alabar la bondad de la vida doméstica y reclama lealtad a Dios y a la patria, aunque resulta en estos respectos un poco grandilocuente, por lo cual entre 1880 y 1894 el movimiento literario de los Tachtigers (un grupo de jóvenes poetas de formación socialista marxista) criticó a fondo a Tollens considerando que su estilo era ridículo; por ello la crítica le tachó con ese defecto y sus obras no se reimprimieron, perdiendo durante muchos decenios su fama de gran poeta, aunque la recuperó a fines del siglo XX, cuando los criterios estéticos se equilibraron valorando su importancia histórica y cultural.