La Hermandad situó su sede en la Real, Insigne y Majestuosa iglesia parroquial de Santiago el Mayor, donde se venera la imagen del Santísimo Cristo del Consuelo, titular de la Hermandad.
Para su desfile en procesión la escultura se instala en un trono sobre ruedas, realizado en madera de ciprés, diseñado por Fernando Fenoll Giménez, y tallado por Juan Balaguer Alcaraz, ambos oriolanos.
Más de novecientos hermanos componen la Hermandad del Silencio en la actualidad.
Con el paso de los años unos estatutos concebidos para avivar la piedad y el sentido penitencial de los fieles, han dado paso a otros, donde se subraya la solidaridad con los marginados del entorno social, para que esa fraternidad que debe caracterizar a los hermanos del Silencio, sobrepase los límites propios y alcance a todos cuantos demandan amor y precisan ayuda.
También los hombres hemos cambiado, pero Dios, el Cristo del Consuelo, sigue siendo el mismo.
Nos encontramos ante un Cristo muerto, ya que su costado ha sido atravesado por la lanza pero, en cambio, su cuerpo no responde a este estado, pues sus brazos siguen paralelos al travesaño de la cruz sin descolgarse, los músculos están tensos y las manos se encuentran abiertas y distendidas.
Este Cristo está crucificado sobre una cruz cepillada, con cuatro clavos, y a los pies el “sedile”.
Es una imagen realizada para ser observada de frente, pues tanto el “perizonium” como la espalda no están trabajados; así se observa que en esta última no aparecen muestras de su flagelación.
Sus manos son dos bloques, apenas esbozadas, si las comparamos con el virtuosismo y detalle de los pies.
La muerte se hace palpable en los ojos, mejillas y labios amoratados que, junto con esa boca entreabierta y el fruncimiento de las cejas, dan a la talla una gran carga dramática.