Hernando Arias de Saavedra (La Haba, Badajoz, 1527 – Mendoza, 1586) fue un conquistador y administrador colonial español.
Acuciado entonces por las diversas necesidades de su entorno ruralista y estimulado por los nuevos acontecimientos socio-económicos que en aquellos momentos ofrecía la panacea del Nuevo Mundo, decide probar fortuna y, empujado por su carácter aventurero, o por las carencias esenciales que padecía, decide cambiar de ambiente y en 1557 pasaba a Chile en la expedición del gobernador García Hurtado de Mendoza cuando este aristócrata era nombrado capitán general y gobernador de Chile.
Ya en contacto con el nuevo medio que ha buscado, y después de una afinada adaptación para conocer el escenario geográfico de su nuevo entorno, además de las características humanas, dificultades ambientales y adaptabilidades costumbristas que se le planteaban en aquellos territorios mundonovismo participa en varias expediciones de pacificación y conquista con el capitán Jerónimo de Villegas en la comarca chilena de Concepción, y una vez conocedor del ambiente, en 1561 decididamente se incorporaba a la jornada exploradora y conquistadora del territorio indígena de la actual región argentina de Cuyo.
Después de estas experiencias tangibles en los predios novomundista, se autoconvence de que tiene capacidad rastreadora y se estimula para afrontar nuevos desafíos exploradores y conquistadores, y decididamente se integraba a la expedición que comandaba el capitán Pedro de Castillo, para examinar los recursos naturales y las posibilidades económicas y pobladoras a desarrollar en la comarca andino-argentina que, en aquel viaje, exploraban para fundar la ciudad de Mendoza (a la cual dieron este nombre en honor al gobernador), y la cual se materializaba, entre tormentas de arena y copiosos aguaceros, cuando andaban por el terreno virgen de aquella comarca.
Pero como Arias de Saavedra se conoce que era inquieto y tenía predilección por la aventura castrense y la acción nómada, después de materializar el asiento andino, no duró mucho tiempo en la recién fundada ciudad de Mendoza, porque al año siguiente, cuando la expedición del capitán Juan Jufré pasaba por allí para conformar el poblamiento de otros lugares, dejó el tedioso sosiego, tomó sus armas y se unió a la empresa exploradora para ir a fundar la ciudad argentina de San Juan de la Frontera, donde también recibiría encomiendas y se quedaría durante algunos años como fundador y vecino.