El jesuita Martín del Río (1551-1608) describe varios métodos de hidromancia.
El juicio o predicción se hace por el número de veces que el anillo golpea los lados del recipiente.
Una costumbre de las antiguas tribus germánicas era lanzar los niños nacidos en el Rin.
En el sexto método una gota de aceite se dejaba caer en un vaso de agua, esto proporcionaba un espejo a través del cual cosas maravillosas se hacían visibles.
En la magia renacentista, la hidromancia fue clasificada como una de las siete «artes prohibidas», junto con la nigromancia, la geomancia, aeromancia, piromancia, la quiromancia, y la escapulomancia.