Historia de Portugal (1279-1415)

En el siglo XV se canonizó a Isabel por sus virtudes, entre las que destaca haber mediado entre su marido y su hijo para lograr la paz.

Estas guerras fueron demasiado breves para interferir seriamente en la reconstrucción social en la que se había empeñado el rey.

El comercio y la educación había sido subordinado al problema de la existencia nacional.

Sus principales reformas administrativas estuvieron encaminadas a centralizar el gobierno y limitar las jurisdicciones de los señores feudales.

Apoyaron la monarquía porque era una institución nacional, hostil a la tiranía de la nobleza y el clero.

Esto provocó una importante crisis dinástica en el país, en la que se vieron envueltos varios reinos peninsulares.

Fernando, sin embargo, prefirió a su mujer portuguesa Leonor Téllez de Meneses, con la que se había casado.

Para terminar con esa osadía, Enrique de Castilla invadió Portugal y asedió Lisboa.

En 1383, Fernando firmó la paz con Juan I de Castilla en Salvaterra, abandonando a sus aliados ingleses, los cuales reaccionaron saqueando partes del territorio.

En 1384 un ejército castellano invadió Lisboa, pero demostrando una heroica resistencia, la ciudad soportó un asedio de cinco meses.

El primer asunto de Estado con el que se encontró el nuevo rey y su grupo de ayudantes, encabezados por Joao das Regras y el "santo condestable" que inspiraron su política, fue la amenaza ante una agresión castellana.

No obstante, surgieron nuevos problemas en 1387, reapareciendo en ocasiones hasta 1411, cuando se firmó la paz.

La política interior y exterior desarrollada por Juan I hasta su muerte en 1433 se puede resumir brevemente.

Ricardo II envió tropas para ayudar en la expulsión de Dionisio; Enrique IV convirtió a su aliado en caballero en 1400.

Enrique V envió a tropas inglesas para ayudar en la expedición, que resultó ser victoriosa.

Dionisio I de Portugal.
Representación de la Batalla de Aljubarrota.