Varios reinos bantúes —notablemente los de los kongo, los loango, y los teke— unieron lazos comerciales que llevaron en la cuenca del río Congo.
Los primeros contactos con los europeos llegaron en el siglo XV, y las relaciones comerciales fueron establecidas rápidamente con los reinos, comerciando esclavos capturados en el interior.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la capital, Brazzaville, se convirtió en sede de la Francia libre entre 1940 y 1943.
El Congo decide entrar en la Comunidad y la Asamblea recién elegida transfiere la capital a Brazzaville.
De esta forma, el ejército tomó el poder brevemente e instaló un gobierno provisional civil encabezado por Alphonse Massamba-Débat, una figura que sin duda agradaba a los franceses, pues tenían un político títere al que poder manejar y con Fulbert Youlou ello era impensable.
Un año más tarde, Ngouabi proclamó al Congo como la primera «república popular» africana y anunció la decisión del Movimiento Nacional Revolucionario de cambiar su nombre por el de Partido Laborista Congolés (PCT, por su sigla en francés).
Un comité de 11 miembros del Comité Militar del Partido (CMP) fue nombrado para dirigir un gobierno interino encabezado por el coronel (luego general) Joachim Yhombi-Opango, designado presidente de la república.
Así comenzó un conflicto de cuatro meses que causó gran destrucción en Brazzaville.
[2] Poco después, Sassou se autoproclamó nuevo presidente y nombró un gobierno de 33 miembros.
El foro, fuertemente controlado por el gobierno, decidió la realización de elecciones en un plazo de tres años, eligió una legislatura consejera transitoria y anunció que una convención constitucional finalizaría un borrador constitucional.
En 2002 se aprobó una nueva Constitución que otorgó mayores poderes al presidente y prolongó el período de su mandato a siete años.