La Alemania nazi asumió un papel destacado en la persecución racial, que primero afectó los derechos civiles de los judíos y luego desembocó en el Holocausto en un proyecto de genocidio planificado científicamente.
[7] El Holocausto asestó un duro golpe a la presencia judía en Europa, suponiendo en muchos casos la desaparición de comunidades laicas.
El fin de la Guerra Fría en Europa del Este y el redescubrimiento general del interés por la cultura judía han ofrecido desde entonces mejores perspectivas para salvaguardar el patrimonio artístico y cultural de los judíos europeos.
Francia, con medio millón de judíos, alberga ahora la mayor comunidad judía europea; seguida del Reino Unido, Rusia, Alemania, Ucrania y Hungría.
Países que alguna vez estuvieron en el centro de la vida judía mundial, como Polonia, Bielorrusia, Austria, la República Checa, Eslovaquia, Rumania, Croacia, Serbia y Grecia, ahora tienen pequeñas comunidades reducidas a un papel marginal.