El principio es importante para el análisis de estratos plegados e inclinados.
Fue propuesto por primera vez por el pionero geológico danés Nicolás Steno (1638-1686).
Por ejemplo, los sedimentos de grano más grueso, como la arena, pueden depositarse en ángulos de hasta 15 grados, sostenidos por la fricción interna entre los granos, que impide que se desplacen a un ángulo inferior sin un retrabajo o esfuerzo adicional.
Del mismo modo, los sedimentos pueden cubrir una superficie inclinada preexistente: estos sedimentos suelen depositarse conforme a la superficie preexistente.
Así pues, el principio de horizontalidad original es ampliamente aplicable, aunque no universalmente, en el estudio de la sedimentología, la estratigrafía y la geología estructural.