En el siglo XVI, apareció el horno dai-gama, que mejora la eficacia térmica y permite la producción en masa.
Al poco tiempo, durante el período Edo, apareció el horno escalonado de forma semicilíndrica, que impide las variaciones en el acabado, mejora la eficiencia térmica, y permite la producción en masa.
Además, es común que en cada cámara de cocción haya un pequeño orificio lateral para introducir la leña.
El proceso de sacar del horno la cerámica cocida (esta tarda en enfriarse tanto como en calentarse) debe ser sincronizada y hacerse con cuidado.
Especialmente, debe tenerse cuidado con los objetos de gran tamaño que pueden agrietarse si sufren un enfriamiento demasiado rápido.