Además, tanto en la recepción como en el llamado Salón Joropo contaba con pinturas de Graziano Gasparini.
Durante los años 1950 se había convertido en una buena opción de alojamiento para los inversionistas y empresarios petroleros.
[4] Al ver que el deportista se resistía, uno de los involucrados, Paúl del Río (alias «Máximo Canales»), amenazó con llevárselo esposado.
[5] En los años siguientes, el hotel fue adquirido por el empresario Franco Luciano por 13 millones de bolívares.
Pese a que muchas personas pidieron su declaración como patrimonio urbano, el edificio sería finalmente demolido.