[1] La obra se muestra una niña con vestimenta descuidada, con la mirada perdida hacia la derecha, observando algo o alguien y expresión de tristeza.
Los tonos predominantes en la obra, son colores pálidos y fríos que a la vez crean una atmósfera melancólica.
[1] Delacroix aplicó un contraste entre la figura de la infante y el fondo.
[2][3] Los movimientos sociales como la Revolución francesa y las guerras napoleónicas fueron factores que afectaron a toda Europa, provocando crisis principalmente en las monarquías y sus sistemas internos estructurados de un régimen antiguo, causando un “sentimiento nacional herido” (Hardy, 1999)[4] en la sociedad.
Principalmente la fe y la razón perdieron fuerza al ser cuestionadas, de esta forma se reforzó el movimiento romántico.