Así, la huelga de consumo consistiría en no consumir nada de empresas que no pertenezcan a estas categorías.
En el transcurso de una huelga general, cualquier consumo que se realice beneficia a las empresas que permanezcan abiertas y a los esquiroles, o trabajadores que acuden a trabajar al margen de la huelga.
También se argumenta que la huelga de consumo es la única manera que tienen muchas personas de secundar una huelga laboral, bien porque están desempleadas o bien porque, teniendo trabajo y queriendo secundar la huelga, no lo hacen por miedo a perder el empleo o por no encontrarse en condiciones de perder el salario del día o de los días que dura la huelga.
[1] Puede plantearse también como un rechazo al modelo de consumo del capitalismo o a la medida en que se percibe que este afecta a la sociedad y al medio ambiente.
Puede asociarse en este sentido a sectores de la izquierda política, ecologistas y partidarios del decrecimiento entre otros.