Mientras está cocinando, su amiga y vecina Sarah la va a visitar para devolverle el libro que había escrito.
Cuelga la llamada y empieza a buscarlo, sin embargo este no aparece.
Maddie vuelve a su ordenador y ve que unos mensajes han sido enviados desde su teléfono.
Confundida, los ve y se da cuenta de que alguien le hizo fotos mientras estaba hablando con su hermana.
Maddie se esconde en su habitación armada con un martillo y empieza a ver una sombra que golpea lentamente la ventana.
Maddie sale de la habitación mientras el hombre sigue explorando la casa desde fuera.
Cuando está en el tejado enciende y lanza la linterna para distraer al hombre para bajar.
Sin embargo, mientras lo intenta, el hombre le dispara con una ballesta que traía consigo y empieza a subir por donde Maddie pretendía bajar.
En ese parpadeo el hombre había entrado y estaba en la bañera detrás de ella.
El hombre se levanta y la encuentra moribunda en el suelo, pero ella le lanza insecticida de avispas y enciende la alarma de incendios que había dejado en la mesa.