Durante el proceso de creación del General Grievous, George Lucas dio a su Departamento de Arte unas instrucciones iniciales muy abiertas: "un general droide" que fuera "icónico" y "aterrador".
[2] Una de las ilustraciones robóticas rechazadas de Grievous gustó tanto a Lucas que se decidió por usarla para la película, creando a los IG-100 MagnaGuardias como guardaespaldas del villano.
Dado que el general rehusaba de los droides convencionales usados por la Confederación de Sistemas Independientes por considerarlos demasiado incompetentes y dependientes, encargó expresamente que estos tuvieran un diseño modular y una inteligencia artificial que les permitiera aprender de sus errores.
Por otra parte su diseño modular le hacía prácticamente indestructibles ya que estos podían perder extremidades e incluso ser decapitados sin que esto les impidiera seguir enfrentándose a sus oponentes, de hecho la única forma de destruir a un IG-100 es asestarles un impacto en el centro del pecho donde se encuentra la unidad de alimentación, cosa que se hacía difícil incluso para un Jedi debido a su espeso blindaje de aleación de phrik.
Esto, sumado a la especialización en combate droide los convierte en un enemigo peligroso incluso para los expertos en la Fuerza.