La agenda planificada por el gobierno argentino del presidente Néstor Kirchner tuvo como tema fundamental los principios de libertad, justicia, seguridad y protección social.
UU. y Canadá para tratar el tema del ALCA impuso una nueva agenda en la cumbre, congelando desde entonces las negociaciones sobre este punto.
Luego del discurso del presidente argentino, el primer ministro canadiense pone sobre la mesa oficialmente su intención de discutir cómo hacer avanzar al Área de Libre Comercio Americana, discusión que no estaba presente en la agenda de temas a tratar, apoyado en la Cumbre fundamentalmente por Estados Unidos, México, Panamá y Trinidad y Tobago.
Atacó también la disparidad de las condiciones del tratado de Libre Comercio, en el cual se recomienda a los países menos desarrollados no adoptar medidas proteccionistas mientras los países más desarrollados se aplican estas medidas con mayor fuerza que en Sudamérica.
En esta cumbre se puso de relevancia las posiciones políticas divergentes entre la América Latina, especialmente América del Sur, y la hegemonía del Consenso de Washington, y quedarían planteadas las principales alianzas estratégicas futuras.
Ante esto, los manifestantes retrocedieron y comenzaron a destrozar locales comerciales ubicados en la zona.
Paralelamente, en la Ciudad de Buenos Aires se dieron lugar también algunos disturbios, pero al igual que los de Mar del Plata fueron finalmente contenidos por la policía, y no pasaron a mayores.