Ideas sobre las novelas

Este pequeño ensayo, singular en la obra del Marqués de Sade, nos permite conocer sus preferencias e influencias literarias así como deducir sus propósitos y aspiraciones como escritor.

Comienza hablándonos del interés de la novela, capaz de ir más allá que las obras históricas ya que si éstas nos muestran a los personajes cuando estos se dejan ver, cubiertos por la máscara del orgullo y la ambición, la novela penetra en su interior mostrándonos sus pasiones.

Hay que describirlo todo con la mayor fidelidad, únicamente está permitida la invención si se les hace viajar a lugares imaginarios.

Prosigue observando que la naturaleza es mucho más complicada de como los moralistas quieren mostrárnosla; majestuosa como un volcán, “admirable cuando de ella surgen los Antoninos y Tito; horrible, cuando vomita Andrónico III Paleólogo o Nerón”.

Observa que no corresponde al autor juzgarla, únicamente le compete estudiarla.

Hoy, continúa, se ofrece una novela nueva; nuevos son los temas y el desarrollo; el resultado puede que no sea perfecto, quizá hasta mediocre, pero al menos se habrá tenido la pretensión de la originalidad, “¿cuál puede ser la pretensión del plagiario?” El último párrafo lo utiliza para defenderse de los ataques que ha recibido tras la publicación de Aline y Valcour: Y termina negando la autoría de Justine: “Que no se me atribuya, por tanto, según tales sistemas, la novela de Justine; nunca hice obras semejantes ni las haré jamás.” Hay que considerar que reconocer su autoría le habría conducido directamente a la cárcel o al patíbulo.