En la toma de decisión intervienen tanto las interacciones con las células del entorno como los gradientes de factores morfogenéticos que definen los ejes corporales.
Queda mucho por conocer sobre los marcadores y morfógenos propios de cada órgano concreto, pero se conocen bien ciertos modelos: El plan corporal de todos los artrópodos incluye dos pares de apéndices por cada segmento: un par dorsal y otro ventral.
Por su parte, las células que quedaron en la parte ventral son los primordios de los ventrales, y perderán también distalless pero solo en la región proximal (la más periférica del grupo) Los apéndices concretos a los que dan lugar estos primordios de discos imaginales que corresponden a los tres segmentos torácicos son los siguientes: Como se ve, si bien los apéndices ventrales (patas) son idénticos en los 3 segmentos, los dorsales son muy distintos en cuanto a tamaño, forma, función, proliferación y, en definitiva, en programa de desarrollo.
Este hecho se debe a que una vez definida la identidad de órgano como disco imaginal dorsal, es necesaria la participación de los genes homeóticos para dotarles de una identidad más concreta a lo largo del eje antero-posterior No obstante, y aunque cualquier segmento podría producir un par de apéndices, esto es sólo cierto en los 3 segmentos torácicos, puesto que en los 9 segmentos abdominales (que carecen de apéndices) las células correspondientes a potenciales apéndices, los histoblastos, sufren un programa de desarrollo completamente distinto que les lleva a producir todo el futuro tejido de la epidermis abdominal.
Éstos se forman a partir de tejidos mesenquimático y epitelial que se convierten al final del proceso en odontoblastos y ameloblastos respectivamente.