No existe un consenso completo sobre su existencia o si un supuesto grupo de lenguas indoeuropeas noroccidentales es un clado filogenéticamente justificado, aunque diversos autores creen que la mayor cercanía léxica del germánico, céltico e itálico junto con algunas características comunes sí lo justifican.
[6] El académico neerlandés Frederik H. H. Kortlandt está trabajando con la relación italo-celta y en 2007 intentó la reconstrucción lingüística de un idioma proto-italo-celta.
[7] El inventario consonántico del proto-indoeuropeo noroccidental es similar al del proto-céltico, proto-itálico y proto-germánico y consistiría en las siguientes unidades: La evolución fonética habría sido la siguiente: El inventario vocálico consta de cinco vocales breves /*a, *e, *i, *o, *u/ y cinco largas /*ā, *ē, *ī, *ō, *ū/; que en gran medida se mantienen inalteradas desde el protoindoeuropeo tardío.
La flexión temática constaría de los siguientes casos: La flexión verbal distingue entre una voz activa (con terminaciones comunes a las tres ramas) y otra voz medio-pasiva (aquí solo el itálico y el céltico coinciden en las terminaciones).
Algunos términos adicionales que no aparecen en la lista de Swadesh corta son: Las evidencias arqueogenéticas muestran que hacia el 2500 a. C. empezaron a aparecer en toda Europa Occidental individuos masculinos con haplogrupo del cromosoma Y de tipo Haplogrupo R1b del cromosoma Y.
El haplogrupo R1b parece esencialmente asociado a las lenguas indoeuropeas más occidentales, ya que actualmente en Europa del Este, Anatolia, Asia Central, Cercano Oriente, Sur de Asia y en África, como en los árabes argelinos donde alcanza el 10 %.
[8] Entre los antiguos hablantes de lenguas itálicas, célticas y germánicas el R1b también era muy común, aunque en la actual Alemania también existe abundancia del haplogrupo R1a, que pudo estar más generalizado en la cultura de la cerámica cordada (y actualmente es también frecuente entre pueblos balto-eslavos).