Durante la colonia sirvió de cementerio, y allí fueron sepultados muchos sacerdotes.
Una placa colocada en la fachada principal de la iglesia, señala el año mencionado.
La edificación fue levantada con el auxilio de Leocricia Pardo y se inauguró en 1855, aun sin terminar.
Cuenta con los lineamientos del neoclásico con toques barrocos y es demasiado alta para su tamaño.
Los robos, las calamidades y cierto abandono, hacen que su interior presente un ambiente desolador.