La fachada se adorna con doble espadaña, característica de la estética antioqueña.
El interior carece de interés, pues sus retablos fueron desmontados y el altar mayor se reemplazó hace algunos años por uno de mármol, en estilo neogótico.
El templo primitivo fue durante tres años (de 1656 a 1659) sede parroquial de Santa Fe de Antioquia, ya que en 1656 el templo principal (en donde está levantada la Catedral Basílica) había sido destruido por un incendio generado por un rayo.
Hasta finales del siglo XVIII sirvió también como cementerio y cárcel para los clérigos.
Después de dos siglos de existencia, el antiguo templo fue demolido en 1863 porque amenazaba ruina, razón por la cual el entonces vicario, Lino Garro, que gobernaba la diócesis de Antioquia a causa del destierro que en ese año y posteriores que sufrió el obispo Domingo Antonio Riaño Martínez, procedió, en asociación con los hermanos Nicolás y Francisco de Paula Martínez, a reedificarlo, obra que lograron finalizar cinco años más tarde (1868).