En tiempo del beneficiado José Mariano Domínguez se reparó nuevamente, dando más elevación a los techos.
Así el conjunto se presenta como una gran ermita, con techumbre a dos aguas, y cuya sencilla fachada muestra la apertura de una puerta principal sobre la que aparece un balconcito y, en el mismo eje, rematando el conjunto la tradicional espadaña.
En cambio el Niño, aparece semicubierto con un paño marfileño también salpicado por motivos vegetales dorados con similar técnica.
La expresión del rostro acusa tristeza; la cara ovalada con grandes ojos y nariz alargada.
Con su mano izquierda sostiene un pequeño libro, mientras que con la derecha coge el borde del tocado materno en clara intención de juego con su madre.
Sentada sobre un cúmulo de nubes, muestra a su Hijo en el lado izquierdo, mientras que con el brazo derecho ofrece el escapulario.
Cuenta, asimismo, esta iglesia con una curiosa pila bautismal sevillana de barro vidriado del siglo XVI e inventariada desde 1679.