En el siglo XVI se amplió alargando la nave y su altura con una nueva cubierta.
Se aprovechó la parte baja del campanario de torre de planta cuadrada, que estaba cerca del ábside, para integrarla a la nave.
Un nuevo campanario pequeño se levantó sobre el muro oeste con una ventana en cada cara y tejado de cuatro vertientes.
[2] En 1936 se arrancaron las pinturas murales románicas, atribuidas al maestro de Santa Coloma y fechadas en el siglo XII.
Fueron compradas por un anticuario de Madrid y luego fueron expuestas en Nueva York, en 1939.