Posteriormente se realizaron otras obras de maestreo en la primera mitad del siglo XIX.
En cuanto a la decoración escultórica se conservan al interior restos medievales y claves del siglo XVI.
[2] La portada románica, cobijada bajo un pórtico con arquería del siglo XVIII, conserva una rica decoración en relieve en jambas y arquivoltas, con dientes de sierra, arquillos, rosetas geométricas y hojas.
Algunos de los capiteles se decoran con motivos geométricos, estrellas, bolas y hojas.
Otros muestran los rostros de un varón con bonete y una dama con barbuquejo, posibles promotores del templo.