El origen del edificio es un asilo para trece pobres (recordando el número formado por Jesucristo y sus discípulos), fundado en 1550 por Hernando de Dios, según el historiador Manuel Canesi.
Hacia 1729, la construcción se retoma con mucho ímpetu gracias a varias donaciones por parte de personas pudientes.
Está trazada por Matías Machuca y es quizás el mejor exponente del Barroco dieciochesco en Valladolid.
Los cuerpos laterales, cilíndricos, decorados con numerosas pilastras cajeadas que cubren toda la superficie, se coronan con sendos templetes para las campanas.
Sin embargo, superados los prejuicios contra el Barroco castizo, es indudable la alta calidad de esta fachada.