Se ubica en la parte alta de la población, sobre un promontorio.
Autores como Antonio Durán Gudiol la sitúan junto con la Iglesia de Santa María de Belsué como una iglesia de tradición hispano-visigoda, siendo las más tardías del estilo datándolas en la década del 1060 y ubicándolas dentro del esfuerzo repoblador producido durante el reinado de Ramiro I de Aragón en los valles pirenáicos.
[2] En el interior también se encuentra a los pies de la nave un coro alto sobre un espacio abovedado donde se conserva la pila bautismal original, aunque está realizada con forma de media esfera y no presenta decoración.
[3] En los laterales destacan dos volúmenes, el del lado septentrional corresponde a la sacristía y una estancia aneja, a la que se accede sólo desde el exterior, mientras que en el meridional se encuentra un pórtico abierto con arcos de medio punto al frente que cobija la portada de medio punto donde se encuentra el portón, hecho de cuarterones y que aún mantiene los clavos antiguos de forja.
El conjunto, que tiene adosado en su frente occidental la antigua casa abadía, es sencillo, armónico y se inserta perfectamente en el paisaje circundante.