El 21 de noviembre del mismo año el obispo dispuso que se organizara una Junta con tal fin.
Los trabajos se iniciaron pero pronto hubo que suspenderlos debido a la guerra civil de 1860.
El 25 del mismo mes, el obispo Jiménez concedió el permiso y ordenó, que como tenían que destruir la antigua Iglesia pues la construcción era en el mismo lugar, que si para celebrar la santa misa no había capilla en la población se habilitara una y en los días festivos se celebrara la santa misa en la plaza.
En esas obras trabajaron los talladores, Álvaro Carvajal Manuel Montoya Escobar, Rosendo Muñoz y Alejo Vieco; todos ellos contrajeron matrimonio con distinguidas envigadeñas.
La construcción de los techos del templo la dirigió el notable ingeniero inglés Richard Lewis Marshall.
Guarda también el templo artísticas imágenes, una hermosa custodia que reemplazó la que fue robada por el profano Rafael Lotero Betancur el 11 de septiembre de 1900, y riquísimos ornamentos y vasos sagrados.
El armonio comprado por el padre Villa, después de traído el órgano siguió prestando servicio en las funciones que se celebran en la calle.