Esta iglesia está constituida en una sola nave con limitadas dimensiones y es un ejemplo de las construcciones primarias que Elías Tormo llamó "románico terciario", aproximándose a las llamadas "de reconquista".
Más tarde se consagró como ermita de San Miguel, sufriendo lamentables destrozos en las guerras carlistas del siglo pasado y en la guerra civil, iniciada en 1936.
El primitivo templo mantiene sus cuatro grandes paredes, con los contrafuertes de su original fábrica.
En su interior se aprecian varias hornacinas y la entrada principal dista del torreón unos cien metros, observándose otra lateral más pequeña como paso secundario.
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