La localidad contó con un templo anterior, que se desplomó en 1768.
El arquitecto diocesano Antonio de Figueroa optó por levantar un templo de nueva planta cuyas obras corrieron a cargo del albañil Joaquín de Herrera y el carpintero Manuel Nicolás Vázquez.
[1] El exterior del edificio, encalado, cuenta con dos portadas de similares características, una a los pies y otra en el muro de la Epístola.
En la fachada de los pies se alza la espadaña, con tres vanos para campanas.
[1] El patrimonio artístico del templo quedó muy mermado por el saqueo que se produjo durante la Guerra Civil.