Uno a uno dieron su opinión con desconfianza ante la maqueta del templo reformista dando un rotundo “no” al final.
Se dijo que era un edificio impropio para el culto divino, no una Iglesia católica, sino un hangar, una bodega.
El obispo de Tulancingo declaró que era indigno construir aquel templo.
El arzobispo de México dijo entonces: Ya hubo muchas opiniones adversas.
Finalmente, comenzó la construcción de la iglesia, para lo que fue necesario demoler una pequeña iglesia de sillar con estilo neoclásico del siglo XIX, también dedicada a "La Purísima".
En la prensa local surgió un debate polémico al saberse la religión del autor del grupo escultórico monumental del Jesucristo crucificado y los doce Apóstoles a quien el arzobispo Tritschler designó personalmente: el artista judío Herbert Hofmann de Ysenbourg pero el padre jesuita Felipe Pardinas Illanes, conocedor del Arte y artista él mismo, salió en defensa de Hofmann, cuando en una conferencia dijo: «… Pueden darse excelentes católicos o católicas que perpetren esperpentos artísticos verdaderamente insoportables… Cuando tratemos de labores artísticas, busquemos a quien sepa.» Finalmente el 22 de junio de 1943 fue consagrado el templo de la Purísima por el arzobispo Tritschler junto con la cripta subterránea para dar comienzo al culto.