De esta forma, se insertaría en la primera fase del mudéjar toledano, definida por Gómez-Moreno.
El ábside desarrolla en planta un amplio semicírculo que adopta al exterior una forma poligonal.
El interior es semicircular, con paramentos lisos, realizados en mampostería encintada, y restos de pintura mural.
Las reformas, acometidas, muy posiblemente a consecuencia de un incendio, modificaron la fisonomía anterior, cambiando la orientación del templo en sentido noreste-suroeste, tal y como se halla en la actualidad, al mismo tiempo que se triplicó el espacio que ocupaba la antigua nave.
[1] La portada principal se abre en arco rebajado de tres lóbulos, enmarcado por columnas sobre pódium y breve ático.