La pila bautismal es de esteatita y se considera que data del siglo XIII o XIV.
El frontal muestra una escena de la crucifixión así como a Jesucristo en las puertas del infierno.
La iglesia es conocida, sobre todo, por su crucifijo, que según la tradición vierte lágrimas cada solsticio de verano.
Los peregrinos pueden secar con un paño una parte de ese fluido, que se cree tiene poderes curativos.
Las peregrinaciones se acompañaban con una misa cada día de San Juan, hasta 1835, cuando la práctica fue prohibida por el obispo luterano local.