Las investigaciones arqueológicas han descubierto los restos de tres iglesias en el lugar antepasadas del edificio actual.
Ciertos elementos de estas construcciones anteriores se reutilizaron, tal como la fachada, algunas planchas exteriores y algunas piezas decorativas talladas.
En el siglo XVII la nave de la iglesia, que es una habitación central elevada rodeada por un pasillo, fue extendida hacia el sur.
Se añadieron también otros elementos a la iglesia, incluyendo una pila bautismal (1640), un baldaquino de madera sobre el altar (1665) y un púlpito (1693–1695).
El retablo, que representa a Jesucristo en la cruz con la Virgen María y San Juan Bautista, data de 1699.
En el siglo XX, la iglesia fue restaurada, y los tablones decorados de las paredes se cubrieron para detener su deterioro.
Se ha enunciado la hipótesis de que la portada pudo haber sido originalmente la entrada principal, situada en el lado oeste.