La torre, situada en la cabecera y realizada íntegramente en ladrillo, que se ofrece visto en su característico color bermejo, se compone de cinco cuerpos sobre impostas, cuadrado el de la base y con las esquinas matadas los restantes.
En el ángulo del crucero que da a la nave de la Epístola y en el exterior, a una altura considerable, se localiza una hornacina abierta con un arco de medio punto y cubierta con una bóveda semiesférica.
Sobre esta hornacina se sitúa el entablamento y después un frontón curvo partido que la remata.
Esta se abre a la calle por una puerta y una ventana con sus correspondientes rejas, frente a las que se disponen los nichos: diecisiete hileras de tres de altura, actualmente todos vacíos.
La sacristía es una estancia rectangular cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos y arcos fajones rematados en placas.
En la nave del Evangelio está la Capilla Bautismal, con pila de piedra y mármol cuyo espacio se cierra con una reja.
La crítica especialista ha fijado la construcción de los dos camarines situados en los brazos del crucero en torno a 1723.
Estilísticamente, se trata de piezas muy comunes en la arquitectura dieciochesca andaluza, poseyendo un gran sabor popular y una sugestiva fantasía compositiva.
Presenta planta circular con pilastras corintias cajeadas y adosadas al muro.
Un delgado friso, ornamentado con cintas y florones, marca la transición a un entablamento denticulado.
Sobre él descansa una bóveda semiesférica, subdividida por ocho nervios rematados en capitel mensulado, los cuales se incrustan en un medallón festoneado por guirnaldas de helechos y laureles, dispuestas en forma estrellada.
La superficie del muro se vertebra mediante pilastras cajeadas y adosadas de orden compuesto, con capiteles parcialmente dorados.
Una serie de óculos abocinados circulares se alternan con paños completamente cegados.
Distintos motivos florales y vegetales se intercalan con núcleos romboidales de reborde alabeado.
Una brillante policromía de tonos verdes, blancos, azules, amarillos y anaranjados realzan la vistosidad del conjunto.