Según la interpretación habitual, las iglesias redondas nórdicas se diseñaron como edificios defensivos.
[3] Incluso las iglesias ordinarias en planta de cruz se construyeron de manera que la puerta pudiera estar bloqueada desde el interior por vigas muy fuertes, que se insertaban en agujeros profundos a ambos lados.
Las iglesias redondas también tenían a menudo elementos que permitían defender las puertas desde arriba.
En general, la forma redonda facilitaba la defensa, ya que proporcionaba a los defensores una mejor visión de su entorno y no ofrecía puntos ciegos que pudieran aprovechar los atacantes.
Además, las iglesias redondas muestran una fuerte influencia alemana y de los eslavos occidentales.
Sus característicos tejados cónicos se añadieron por primera vez a finales de la Edad Media.
Los pisos superiores solo son accesibles por pasajes estrechos y sirvieron a la población local como refugio contra las incursiones piratas.
[15] Una explicación de este tamaño podría ser la importancia del culto a San Olaf, que aún continúa.
En 1536, cuatro años después de la secularización del claustro, la iglesia se incendió.