En Madrid fue designado oficial de Cámara de Gracia y Justicia al tiempo que entró en contacto con los círculos intelectuales.
Bien relacionado con Agustín de Montiano, en 1751 donó a la Real Academia de la Historia una colección de monedas, entre ellas algunas islámicas, que formarían la base del monetario de la institución, por lo que un año después fue nombrado académico honorario.
En 1753, siendo ya académico supernumerario, presentó comisionado por la Academia un Dictamen sobre la legitimidad de la venerable señora Doña Sancha Alfonso, con documentación recopilada en el monasterio de Uclés y en Toledo.
[3] Además, en la Junta Ordinaria de la Academia en 1756 propuso encargar al pintor Manuel Sánchez Ximénez la copia de los retratos de los «Reyes Moros de Granada» pintados según pensaba al fresco en las bóvedas de la Alhambra para «conservar y propagar la noticia de nuestras Antigüedades y Monumentos singularmente aquellas que están más expuestas a perecer con el transcurso del tiempo».
[4] En la Real Academia Española ocupó el sillón P en 1767 y se encargó de la revisión del Diccionario en su edición de 1770.