La corteza del Imperio Ágata se compone principalmente de oro, octiron y otros metales pesados.
Consideraban que la política es similar al ajedrez; el objetivo era poner al oponente en una posición insostenible, y la mejor manera de hacerlo es tomar tantas piezas del adversario como sea posible.
Como en nuestro Japón feudal, el Emperador es visto como un dios, y podía hacer lo que quisiera.
En vista de lo groseramente inventivo que un noble debe ser para llegar a este punto, no era una buena cosa.
Desde los acontecimientos de El Último Héroe, se puede asumir que Cohen ya no es emperador.