El incidente resultó en dos uigures muertos y cerca de ciento dieciocho personas heridas.
con base en Hong Kong, el fabricante de juguetes más grande del mundo.
[10] La ONG China Labor Watch informó que trabajadores de la fábrica de Shaoguan, donde los uigures estaban empleados, ganaban 28 yuanes diarios comparados con los 41,3 yuanes pagados en su fábrica en Shenzhen.
[11] Li Qiang, director ejecutivo de China Labor Watch, declaró que los bajos salarios, largas horas y malas condiciones laborales, combinadas con la incapacidad para comunicarse con sus colegas, exacerbaron la desconfianza profundamente arraigada entre los han y los uigures.
[4] Durante la noche del 25 al 26 de junio, las tensiones estallaron en la fábrica, lo que llevó a una reyerta étnica entre los uigures y los han.
[7] Los dos fallecidos fueron más tarde identificados como Aximujiang Aimaiti y Sadikejiang Kaze, ambos originarios de Xinjiang.
Varios días después, otra trabajadora fue presuntamente arrastrada a un dormitorio donde fue violada por un grupo.
[15] The Guardian conjeturó que casi todo el mundo había oído los rumores de violación.
[21] El portavoz del gobierno de Shaoguan, Wang Qinxin, lo llamó «un incidente muy ordinario», que había sido exagerado para fomentar el descontento; sin embargo, The Guardian destacó que videos de la violencia y fotografías de las víctimas empezaron a circular rápidamente en Internet gracias a los grupos uigures en el exilio, junto con afirmaciones de que el número de muertos era mayor que el informado y que la policía fue lenta en actuar; las protestas en Ürümqi fueron organizadas por correo electrónico.
[7] Xinhua informó que las autoridades de Guangdong habían arrestado a dos personas sospechosas de haber difundido rumores en línea, según los cuales habrían tenido lugar asaltos sexuales contra mujeres han.
La obrera de 19 años, procedente de la zona rural de Guangdong y que había trabajado en la fábrica por menos de dos meses, declaró lo siguiente: «Estaba perdida y entré al dormitorio equivocado y grité cuando vi a esos jóvenes uigues en la habitación [...] Solo sentí que no eran amigables, así que me di media vuelta y corrí».
Asimismo, relató cómo uno de ellos se levantó y golpeó el suelo con sus pies como su fuera a perseguirla: «Más tarde, me di cuenta que solo se estaba burlando de mí».
[5] Oficialmente, se afirma que se concedieron las solicitudes de repatriación a los 50 trabajadores uigures que las pidieron después de los disturbios; sin embargo, esta declaración ha sido impugnada por los uigures.