Se cementa al diente para sustituir la estructura perdida por caries, fractura o desgaste.
Este daño de las piezas puede estar ocasionado por dos motivos diferentes:[2] Los factores a tener en cuenta antes de llevar a cabo una incrustación son: Según material: Las incrustaciones dentales en general se utilizan para restaurar los molares que han sufrido una caries leve o moderada, o bien para tapar grietas o fracturas dentales siempre y cuando no sea necesario colocar una corona dental.
[5] Este tipo de incrustaciones ejercen un refuerzo del diente próximo al 75%.
Las zonas retentivas que pueden quedar en las paredes cavitarias se rellenan con ionómero de vidrio.
Mientras se hace, tu diente queda protegida por una obturación provisional hasta el cementado de la incrustación dental.
Estas restauraciones temporales se elaboran siguiendo los mismos criterios ya descritos para las incrustaciones de composite.
El dentista debe eliminar antiguas reconstrucciones o bien tejido cariado (en el caso de que este presente).
Después realiza una cavidad que proporciona los requisitos idóneos para la retención de la incrustación dental.