[1] Después del éxito de Barcelona, Pere Riera se vio obsesionado con la respuesta del público hacia el espectáculo, viendo que la reacción de la gente se basaba en la visión de dos mujeres republicanas durante la Guerra Civil, convirtiendo lo que en un principio intentaba ser una obra sobra la amistad en un símbolo del catalanismo.
Esto llevó al escritor a preguntarse sobre la capacidad del público a hipnotizarse con una historia de ficción, emocionándose y creyéndose todo el que está sucediendo encima del escenario.
La expectación sobre la visión del público hacia la pieza creada se le presentó como una obsesión.
Entonces llega Eva Dolç, una gran actriz veterana, reconocida en todo el país, que abandonó los escenarios y prometió no volver a actuar sin ningún motivo aparente.
Una vez solos y a causa del incidente con Sara, Eva y Toni acaban discutiendo sobre qué quiere decir ser actor y el verdadero motivo por el cual Eva ha abandonado los escenarios, puesto que ella protagonizó una última obra meses después de la muerte de su marido.