Una gran cantidad de inmigrantes se instalaron en la capital, Asunción, así como en Encarnación y otras ciudades del país.
[5] En un primer momento, estos recién llegados se beneficiaron de unas leyes que estimulaban la inmigración.
[5] Al mismo tiempo, se trata ahora de grupos mayoritariamente musulmanes, que crean mezquitas, centros culturales islámicos y escuelas.
Recién diez años después se reinició el movimiento migratorio, que se prolonga hasta 1914, ubicándose ya este contingente en todo el territorio de la república ( Caraguatay, Concepción, Itacurubí del Rosario, Itauguá, San Estanislao, Pedro Juan Caballero y Villa del Rosario), con preferencia en lugares con fácil acceso a las vías de comunicación.
A partir de esta época, el movimiento es mínimo, reactivándose sólo en las décadas del 60 y 70.
Después de mucho esfuerzo, pudieron insertarse a la sociedad paraguaya y abrir comercios, montar fábricas o cultivar tierras.
Según algunos testimonios calificados recogidos, “la primera migración de los sirios se estableció en Asunción y sus alrededores, hasta Villeta más o menos".
[5] Según el parecer del Cónsul en Asunción, la gran mayoría de los sirios en Paraguay “ya son descendientes más que nada.
[5] El Cónsul en Ciudad del Este, por su parte, expresó: “los sirios en sí son muy pocos, y acá siempre nos contamos como colonia árabe.
En los últimos tiempos ha bajado la cantidad, pues muchas familias han emigrado de nuevo por la situación económica que se está pasando.
[5] Los primeros inmigrantes árabes que llegaron a Paraguay ejercieron, sobre todo, un comercio de tipo ambulante.
[5] Por otro lado, los inmigrantes árabes y sus descendientes han destacado en el ejercicio de profesiones liberales.
En el campo político, miembros de la comunidad árabe han llegado a ocupar importantes posiciones.
Algunos diarios argentinos como La Nación instaron en sus editoriales a intensificar el control de la población árabe en la Triple Frontera.
En este sentido, puede decirse que las polémicas desatadas por la prensa respecto a la presencia de los árabes en Ciudad del Este repercutieron en el seno de esta comunidad con más fuerza que en Brasil, donde la situación era mucho más favorable.
[5] Varios residentes libaneses concedieron entrevistas a la prensa internacional en aquellos años denunciando que estaban sufriendo una campaña de intimidación.
[5] Junto con otras instituciones similares de Argentina y Brasil, colaboró con el Comité Central Árabe pro-ayuda a Palestina.