La intrusión salina es el proceso por el cual los acuíferos costeros están conectados con el agua del mar.
Esto supone que el agua salada (procedente del mar) fluye hacia el subsuelo continental mezclándose con las reservas de agua dulce.
Este proceso se debe a la mayor densidad del agua del mar (debido a que contiene más solutos) que el agua dulce.
La superficie de separación entre agua dulce y salada se llama cuña salina.
La primera formulación física de este fenómeno fue desarrollada en 1886 por Oliver Badon-Ghyben y, sucesivamente y en forma independiente por A. Herzberg (1901).
La expresión matemática es conocida como de Ghyben-Herzberg.,[2] que se basa en el equilibrio de las presiones ejercida por el agua dulce y salada.
Ejemplo: si el nivel freático de agua dulce se sitúa a 1.0 m s. n. m., esta se extiende por otros 40.0 m por debajo del nivel medio del mar.
La salinización del acuífero costero puede estar atribuida también a sedimentos marinos parcialmente lavados dentro o en zonas aledañas al acuífero, desplazamiento de agua salada atrapada en formaciones profundas, infiltración de aguas salobres desde estuarios o fuentes superficiales, entre otros.
Los seres humanos son otra causa de la intrusión salina, ya que con la contaminación costera constante, provoca grandes derrumbes de acuíferos, formando así la intrusión salina.
En lo posible se debe evitar la ocurrencia de la intrusión salina, ya que la recuperación de los acuíferos puede ser muy costosa.
No obstante, existen diversas metodologías para lograr la recuperación de las áreas afectadas.
A diferencia de otros procesos de contaminación, que se producen desde la superficie del terreno hasta el nivel freático, la intrusión salina causada por el mar es un fenómeno de migración lateral.
El método GOD (Foster and Hirata, 1988) y el método DRASTIC (Aller et al, 1987) han sido ampliamente usados en distintos escenarios del mundo para evaluar la vulnerabilidad de acuíferos a los impactos antrópicos.
Bacanegra et al (2001), propuso 2 nuevos indicadores, el SEA-GIndex y el SEA-Dindex, que están orientados a evaluar la intrusión salina lateral y no tienen en cuenta el movimiento vertical de contaminantes desde la superficie del terreno, por tanto, no incluyen las variables de suelo y zona no saturada.