Desde la fundación de la Ciudad en 1879, los nuevos asentamientos debieron establecerse en sectores más bajos, más cerca de la costa, más cerca del río, como desafiando su territorio, aunque sabiendo que esto representaba un riesgo a plazo indefinido, y así, un importante porcentaje del casco urbano se desarrolló en la periferia del asentamiento original creando populosos barrios densamente poblados.
Luego de varias décadas, los pobladores y los gobernantes creyeron estar del todo seguros de que nada ni nadie podría arrasar con el casco urbano ya establecido.
Y fueron "ganándole" terreno al río rellenando parcialmente los terrenos de la costa, alterando el ecosistema, destruyendo bosques, degradando el suelo, construyendo casas y fábricas a cotas de riesgo.
Por ese entonces, las crecientes del Río Paraguay eran escasas, débiles y manejables.
Como la situación se hacía incontrolable, Formosa fue declarada en estado de emergencia, las aguas del Paraguay habían sobrepasado los 9 metros y el desastre comenzó a acentuarse, primero en las zonas isleñas y ribereñas; y después en los barrios periféricos de la capital y localidades cercanas, rodeando amenazante los centros poblados sin defensas, sin elementos válidos que pudieran hacer frente a semejante desborde.