Estos solían apostarse a lo largo de los caminos que los animales salvajes empleaban en sus migraciones anuales.
Una es la que desde Alcolea del Pinar, comunica la Meseta con la llanada de Teruel y la salida al mar.
La otra vía de comunicación es la que por el valle del Jalón, une la Meseta con Aragón.
Empiezan a ser importantes los almacenes donde las diversas comunidades guardan las cosechas y los animales domésticos.
Por esta ruta llegaron sin duda a los habitantes que por aquí vivían el conocimiento del cobre, el bronce y posteriormente, el hierro.
Tal vez por esas fechas el primitivo asentamiento del cerro de Peñarubia estuviese ya abandonado.
Con la decadencia del mundo romano, y el consiguiente abandono de la calzada que unía la Meseta con el valle del Ebro, pasando por Ocelis (ahora Medinaceli), empezaría a cobrar importancia otra vía alternativa que uniera ambos territorios.
Muy pronto los musulmanes convierten a la antigua Ocelis romana en la capital de la llamada Marca Media.
Cabe suponer que la invasión islámica no acarrearía en principio un cambio poblacional para los habitantes de la primitiva Iruecha.
Prácticamente la mayoría de los habitantes peninsulares fueron muladíes, es decir, que se convirtieron sin demasiados problemas a la nueva fe.
Una de las consecuencias de ese desastre fue que la frontera cristiana que por entonces se hallaba próxima a Sierra Morena retrocedió hasta la línea del Henares, llegando a sitiar los almohades ciudades como Guadalajara, Madrid y Alcalá.
Curiosamente es en estos años, a principios del siglo XIII, cuando se supone que un juglar de algún lugar próximo a Medinaceli, y que evidentemente conocía el territorio glosó sobre papel el Cantar de Mio Cid.
Passaron las aguas, entraron al campo de Torançio, Por essas tierras ayuso quanto pueden andar.
Finalmente hacia el siglo XVI se introduce el ganado mular en las explotaciones, lo que será la última gran innovación agrícola y de transporte implantada.
Desde el siglo XVI ya Iruecha es una entidad semejante a lo que ahora se conoce.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituyó en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja.
A mediados del siglo XIX, la villa, por entonces con ayuntamiento propio, tenía contabilizada una población de 680 habitantes.
Cuando se trazó la línea del ferrocarril por esta misma vía, el ocaso de Iruecha ya fue irreversible.