A su vez, también presenta una danza de participación colectiva que con el paso del tiempo ha venido incorporando diferentes figuras.
Durante la realización del baile se precisa una buena coordinación entre los bailarines, hecho que denota el influjo europeo de las danzas cultas del siglo XIX.
Otro de los contrastes existentes entre la isa y la jota es que mientras que la primera no altera el ritmo del baile, la segunda, sí lo hace; así, los pasos de baile de la isa se mantienen constantes tanto en el fragmento cantado como en el instrumental.
Incluso, dentro de una misma isla se pueden hallar ligeras disimilitudes entre un municipio y otro.
Con el paso del tiempo y como resultado de una cadena de transformaciones la isa ha ido reuniendo diferentes figuras coreográficas que dan como resultado la pieza que a nuestros días ha llegado en la que se combinan pasos de baile pares, en parejas y también en grupos.