Su madre, Prudencia Díaz Díaz-Pimienta, falleció cuando Isabel sólo contaba seis años de edad.
Diez años después contrajo matrimonio con Joaquín Gómez Garzón, de cuya unión nacieron Ana María, Isabel, Rosa y Modesto.
Su casa se convirtió en el centro de conspiración más grande en la provincia pinareña.
En Guane organizó un hospital de sangre y trabajó curando en plena manigua a los mambises revolucionarios.
Durante esa visita le fue concedido a Isabel Rubio el grado de capitán.