Cabanyes solicita a menudo permisos en su carrera militar para crear máquinas, viajar por Europa para conocer adelantos tecnológicos y realizar estudios matemáticos.
A finales de 1870 se adentra en la industria del carbón artificial con una fábrica con maquinaria diseñada por él mismo.
Su primera patente la presentó en 1873 en Francia, consistía en un regulador de aire comprimido, que se proponía utilizar como fuerza motriz.
A partir de 1880 Cabanyes presentó diversas patentes encaminadas todas ellas a la iluminación: el «Fotógeno», un sistema de alumbrado y calefacción utilizando el gas; en 1883 su primer acumulador y en 1890 una pila eléctrica.
En 1885 presentó, junto a Miguel Bonet, un proyecto de submarino eléctrico que encontró muchas dificultades pues, aunque fue avalado por la Academia de Ciencias, la Dirección de Artillería no encontró justificada la inversión en «gastos ajenos a su objeto» y además competía directamente con los experimentos, avalados por la Marina, que Isaac Peral estaba realizando en la misma época.
El llamado motor aero-solar fue patentado en 1902 y se puso en marcha por primera vez en Cartagena.