[1] Sufrió mucho por la separación de su familia y padeció una grave enfermedad de los nervios y mucho trabajo le costó hablar francés, la lengua oficial en el convento.
Su vida no cambió mucho; habituado desde su familia a ser un apóstol del hogar también en el convento lo fue.
En el convento se dedicará al cuidado de la huerta y la cocina.
En junio de 1911, por un cáncer, le fue extirpado el ojo derecho.
Se preparó serenamente para recibir la muerte: “¿Puede haber tesoro mayor que el morir tranquilo en la paz del Señor, para entrar en una eternidad de dicha en el cielo, donde todos nos volveremos a ver agradeciendo junto a Dios la bondad y misericordia que nos ha manifestado?”.
Los familiares no podrán estar siempre con él para asistirlo, porque lo impiden los alemanes que han ocupado Bélgica.